Cómo
encontrar el punto G:
El
punto G se sitúa en la parte superior de la vagina, a unos 5
centímetros de la entrada. Se trata de un tejido esponjoso con unas
terminaciones nerviosas extremadamente sensibles que son las que proporcionan la
sensación de placer inmenso.
Al encontrarse en un sitio tan concreto, encontrarlo supone
un problema para muchas mujeres y un problema mucho mayor para los hombres.
Pero el gran misterio del orgasmo femenino se descubre aquí, en el punto G.
Será mejor que primero lo encuentres tú misma y, una vez
tengas el control de tus orgasmos, le comuniques a tu pareja la ubicación del
ansiado hallazgo.
Para ello introduce dos dedos en tu vagina y dirígelos
hacia el centro superior de la pared vaginal.
Explora esa zona buscando un lugar donde el tacto sea
distinto.
Si pasado un tiempo no encuentras nada, estimula tu
clítoris o cualquier otra de tus zonas erógenas, ya que cuanto más excitada
estés, el punto G se irá hinchando y así podrás encontrarlo más fácilmente.
Puede que no lo encuentres a la primera, por eso es
importante que sigas intentándolo.
Cuando tengas una sensación repentina de orinar, sabrás que
lo has encontrado.
No te asustes y, sobre todo, no te pares, porque las ganas
de hacer pis desaparecerán enseguida.
Sigue estimulando tu punto G y empezarás a notar unas
oleadas de calor cada vez más intensas que te harán llegar al orgasmo más
increíble.
Comparte
el descubrimiento del punto G con tu pareja:
Una vez que hayas localizado el punto G, no le pierdas la
pista. Investiga el ritmo y la presión más adecuada para lograr un mayor
placer.
Ligeros toques intermitentes provocan más excitación que
una presión continuada.
Cuando tengas la clave de tu propio placer, es el momento
de compartirlo con tu pareja, que se sentirá agradecida de que le guíes por el
camino correcto hacia la consecución de tu clímax.
Busca también con él cuáles son las posturas propicias para
estimular tu punto G en vuestras relaciones sexuales.
No es preciso ser contorsionista; el clásico misionero,
pero con tus piernas elevadas, es una postura perfecta para que su pene alcance
tu punto G. Podéis ir probando cuál es la posición que mejor se adapta a
vosotros, lo fundamental es disfrutar, porque ahora ya sabéis cuál es el
secreto para alcanzar ambos el máximo placer